A tope con la autoayuda
Mi ratito de mindfullness de los Domingos por la mañana, o como siempre le hemos llamado: la resaca de antes del vermú
Mi ratito de mindfullness de los Domingos por la mañana, o como siempre le hemos llamado: la resaca de antes del vermú
Tigre estira las piernas y se reclina en la silla de aluminio. Mira el reloj, y luego al sol, que es pura naranja sanguina. Apoya las manos en los reposabrazos y contiene el aliento. «Bah!» – dice, y abandona las manos de nuevo sobre las rodillas. Busca al camarero y le hace con los dedos …
Empecé a escribir mienteMe con el dolor de una pérdida. Lo alimenté de ellas y lo regué de todo el crapulismo que logré encontrar. Disfruté el malditismo, y ,de camino, encontré a los mejores compañeros para llenar historias que contar. Se me ha gastado el color del pelo, se me ha secado el estómago y …
Perdida ya toda voluntad, rendida de por vida a sus ojos verdes, maldijo la noche en que sometió a sonrisa la decisión de volver a verla, dándose cuenta del segundo preciso en que grapó el destino de sus mejores días a su sinuosa sombra, para vagar a ras del suelo que ella acababa de pisar, …
Como un reguero que surge de una roca y que acaba alimentando un mar de añoranzas.
Amaneció con una lejana melodía… fuera hacía frío, y era Domingo. Odio los Domingos porque el mundo se acaba. El fin de semana, los planes, todo el universo que arranca un Viernes por la tarde, un coche y una carretera por recorrer, se acaba el Domingo. Ella habló bajito desde debajo de la manta, y …
…dice. Y se me vuelve todo una frustración, una impotencia, de no encontrar en los dedos la profundidad con que recuerdo sus historias.
El perejil de todas las salsas, la salsa de todos los botes del frigorífico, se cansó de no conocer las mañanas, de vaciar cajas de ibuprofeno, se cansó de susurrar en rincones oscuros y buscar los gayumbos sigilosamente por los suelos de pisos compartidos… Venció la rabia y se quedó la melancolía, conoció los días …
No se si ya tengo cuarenta y dos, o aún tengo cuarenta y dos.
Sólo bajo la tormenta se descubre quien es refugio.